La planificación y la organización son clave para lograr incorporar y mantener una alimentación saludable.
Si tu alacena está vacía o contiene solo productos fritos, con exceso de sal y grasa, tener una “alacena saludable” puede ser el punta pie inicial para mejorar tu alimentación.
Disponer, en la diaria, los ingredientes y materias primas adecuadas en nuestra cocina nos aleja de caer en malas elecciones y favorece un consumo de alimentos saludable y consciente.
Para esto es fundamental tener una alacena organizada y limpia. Entonces, ¿qué alimentos no nos pueden faltar?
- Legumbres: súper nutritivas, fuente de proteína vegetal y de fibra, versátiles y rendidoras para usar en diversas preparaciones tanto saladas como dulces, frías o calientes. Lentejas, garbanzos, porotos negros, porotos blancos en paquete, en frasco ya prontas para consumir, en untables como por ejemplo el hummus o ahora ¡también en forma de fideos!
- Cereales y pseudocereales: avena, arroz integral, cus cus, quinoa, trigo bulgur, pasta integral, galletas de arroz integrales, harina integral. Fuentes de energía y fibra.
- Frutos secos y sus mantequillas: almendras, nueces, nueces pecan, castañas de cajú, avellanas, maní. Una muy buena opción para incorporarlos en desayunos y meriendas, en ensaladas. Resultan muy prácticos para llevar como snack. Son fuente de grasas saludables y proteína vegetal.
- Semillas: lino, sésamo, chía, girasol, entre otras. Aportan grasa de buena calidad y mucha fibra. Para aprovechar bien sus nutrientes recomendamos molerlas. Pueden agregarse a un ¡sinfín de preparaciones!
- Frutas deshidratadas: dátiles, higos turcos, ciruelas pasa, coco rallado…son una buena estrategia para endulzar de forma natural y nos sacan de apuro cuando aparece el deseo de consumir dulces.
- Salsa de tomate sin azúcar ni sal agregado para agregar a cazuelas, pastas, verduras y condimentos para dar ese toque mágico de sabor a las preparaciones: pimienta negra en granos, curry, pimentón dulce, pimentón picante, adobo, ajil, entre otros.
- Por último, pero no menos importante…¡Un buen y rico aceite de oliva!
Nunca es tarde para mejorar nuestros hábitos alimentarios, con pequeños cambios podemos obtener ¡grandes beneficios!